11 diciembre, 2007

Diciembre


"Había llegado el último mes del año, y se presentaba frío. Gélido, para nuestro brujito. Pero no por ser precisamente el mes de las primeras y más frías nieves, sino porque hacía media luna, que su alma quedó congelada. Un glacial a su lado, aún estaría candente.
Durante unos días, alguien parecía haber realizado un conjuro con el que aquel brujito perdía al instante ilusiones, sueños, ganas y magia.

El hombre del gorro estrellado seguía habitando aquel lugar donde la luna se tornaba plateada con la sonrisa de los duendes. Donde sus vivientes no sólo cultivaban sus plantas y labraban la tierra, sino también sus amistades y deseos.

No descuidaría fácilmente su suerte, pues como dijo un sabio de aquellos años: las personas olvidan lo que les dices, olvidan lo que les hiciste, pero no olvidan cómo les hiciste sentir."

[...]


Diciembre, 2006

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1 comentario:

BeRiTa dijo...

Otros días vendrán, será entendido
el silencio de plantas y planetas
y cuántas cosas puras pasarán!
Tendrán olor a luna los violines!

El pan será tal vez como tú eres:
tendrá tu voz, tu condición de trigo,
y hablarán otras cosas con tu voz:
los caballos perdidos del Otoño.

Aunque no sea como está dispuesto
el amor llenará grandes barricas
como la antigua miel de los pastores,

y tú en el polvo de mi corazón
(en donde habrán inmensos almacenes)
irás y volverás entre sandías.


Me parece hermoso este soneto de Neruda.
Casi tan hermoso como lo que has escrito arriba, aquí y como lo son tus palabras.

Déjame darte un abrazo! como dices, de lejos, pero de los mejores y largos