Zenobia
Patio Primero
Silencio. Sólo queda
un olor de jazmín.
Lo único igual a entonces,
a tántas veces luego...
¡Sinfin de tanto fin!
¡Cómo le aumenta el alma
Cuando se pone el sol
Patio Primero
Silencio. Sólo queda
un olor de jazmín.
Lo único igual a entonces,
a tántas veces luego...
¡Sinfin de tanto fin!
Y mil historias que se quedan por contar,
que serán de siempre.
Aquí estamos los hijos del trabajo,
los hermanos del hambre,
los que fecundamos con el sudor de cada día
el vientre inmenso de la tierra,
los de las manos rudas
y el corazón de arcilla,
los del músculo tenso,
sucios de cuerpo y de mente limpia,
fuertes y acusadores,
humildes y violentos.
Eslabones sin nombre, sin rostro, sin palabra,
mudos de grito inútil.
La yedra de la ira se nos enrosca dentro.
En nosotros descansa el peso del camino,
de la elocuencia vana,
de las panzas ahítas,
de la risa y el cetro.
Pero juntos, unidas nuestras manos,
con el sol por frente
- el dolor y el cansancio, compañeros -,
caminamos ansiando un horizonte
de amor y de justicia,
de paz y de sustento.
El dios de la esperanza nos conduce
y un dia... llegaremos
... guardarse en las letras de un jarabe, mientras la luna la vida llena. Una luna siempre creciente. Un jarabe dulce, que sane...