Donde la piel no alcanza

Ríete del sueño eterno, del mayor después y sus guadañas, y el santo remedio.
¿Cómo puede tener clave un corazón, si no hay corazón?
¿Quién dice que no valoro lo que ofreciste? Ignorante.
Verdades para romper 100 universos y ganas no me faltan para alguno de ellos.
En qué pienso y he pensado, ni imaginas ni sabrás. De eso se encarga mi primera persona.
De recordar el día que no en lugar de los años que sí, alguién habrá, como quienes a las catacumbas fueron y sólo dos subieron.
Pagar vidas. ¿Tienes idea de lo que cuesta una? Ponle el mayor precio que amanezco sin nada, y con todo.
Otros que guarden para comprar otro alfabeto, que si de llenar silencios se trata ahora viene el desierto.
Maldad me falta para desear que de lo que has vivido nada hubieras aprendido. Que todo lo que has sentido hubiese sido engaño, y que mañana cuando vuelvas ni una llave de magia y guante te esperase.
Pero sabes que siempre estará lo que siempre te dije que estaría, porque entre todos los que certeramente te amen, no habrá ninguno que aun sin yo hacerlo, te mire con los ojos con los que te he podido ver crecer todo este tiempo.
Y si pirata soy, honor tengo.
No me queda más.