04 septiembre, 2007

De cuajo


Dijiste que te irías el día que tu cabeza ya no pudiese más, y además yo estuviese bien. Y tu palabra siempre fue de una valía que sólo tu voz era capaz de certificar.

Yo me encontraba genial, y ya habías rebasado el límite varias veces.


Nunca me gustó decir adiós, y allí me obligaste a pronunciarlo con todas las letras. No habría un después contigo. No más nada. No más patios. No más por hacer. No más motivos para todo. No más meses de Mayo. No más nada. No más nada.


"Adiós. Y disfruta, que te está haciendo una sonrisa que sólo conmigo te vi".
No es justo.
Pero la vida no es justa ni de lejos.


Duele vivir
Hay días que duele vivir



Tienes el corazón más fuerte que el camino me haya permitido descubrir hasta la posada de hoy. Tiene, porque niego, aquí, niego, y por siempre, y así lucharé por creerlo, niego que los corazones desaparezcan. No.


Arráncame el mío,
de cuajo, y sin miramientos,
y quédatelo allí donde estés.


Hoy no me hace falta aquí.



Te llevaste tanto...
Te llevaste tanto que en aquel momento únicamente nos dejamos un deseo y una canción.


¿Agradecer? fuiste el regalo. Todo lo que hiciste, lo que dijiste, y sobre todo lo que no hiciste y lo que no dijiste, fue el regalo.







Es cierto. Hay momentos en los que no estoy,

y es porque me llevaste contigo.

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