11 junio, 2008

Cenizas



Durante tiempo y tiempo, cuidaron el fuego como si les fuera la vida. Centenares de miles de años hasta saber encenderlo y alimentarlo.
'Salvajes' que éramos, custodios de llama, calor y luz, sol del cielo prestado por volcanes y tormentas, bajo la consigna de no más frío, no más miedo, no más hambre ni más negro.


Protegiendo el aliento ardiente.
Abrigando su amarillo.
Sustentando sus chasquidos. Amparando y atrincherando su genio.




Poco aprendemos de lo mal vivido. Llamas de hoy mal cuidadas: abandonadas. Llamas de a dos. Encuentros, palabras y reloj. Que al tiempo este fuego, no arde sino en su propia hoguera. Hasta acabar sin lumbre; agonizante, y fatuo.




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