18 abril, 2008

El brujito y el jarabe de luna (V)



Mientras reflexionaban, removieron con cucharones el agua, de fuentes, ríos, arroyos, lluvia y pozos de los deseos. Pero sobre todo, de mar y lago. A la vez que iban enarenando el líquido con cada mágico don de los vivientes.


- ¿Por qué viene tan poca gente a disfrutar de estos jarabes? – Preguntó la voz azulada, contemplando una estantería repleta de libros, pócimas y soluciones.


El gorro tenía razón. No eran muchos los que se acercaban a saber de un jarabe, a pedir un ungüento, reclamar un pensamiento, o buscar un soluble.


- Recuerda que la magia que aquí hacemos, no es la única. Ni tiene por qué ser la mejor. Hay otros muchos brujos, y grandes hechiceros, que pueden atraer con más convencimiento a cada pupila…


La bola interrumpió con su música estas palabras, indicando la hora de gustar el jarabe.




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