26 mayo, 2007

Aprecio




A veces sentimos en la felicidad de los demás
nuestra propia felicidad.





Basta tener enfrente una simple sonrisa, una carcajada, brillo en los ojos o un colorete bien puesto para sentir que somos nosotros los dichosos. Basta oír un tono de voz chispeante. Ver como alguien intenta ser mejor y ese esfuerzo ajeno te llena de orgullo...


"A complicado no me ganas,
y en cualquier momento te lo demuestro..."




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1 comentario:

Javi** dijo...

Pues sí que tenías una voz chispeante, sí. Je je.