08 junio, 2008
01 junio, 2008
Condenado
29 mayo, 2008
Zenobia
Patio Primero
Silencio. Sólo queda
un olor de jazmín.
Lo único igual a entonces,
a tántas veces luego...
¡Sinfin de tanto fin!
¡Cómo le aumenta el alma
Cuando se pone el sol
28 mayo, 2008
Lecciones
27 mayo, 2008
26 mayo, 2008
24 mayo, 2008
20 mayo, 2008
16 mayo, 2008
12 mayo, 2008
Conciencia
10 mayo, 2008
Una vida en la mochila
Hay despedidas que duran, exactamente, 60 minutos.
Cerraduras, puertas, que guardarán esos minutos y todos los días, uno tras otro, que alimentaron una manera de ser, de pensar, de vivir, de aprender y de mirar.
Conocerle cada rincón, cada arañazo, cada baldosa y cada escalón. Criarte entre unas tablas de madera y unas líneas azules que marcan tu universo. A 6 metros el alma. A 9 el corazón. Y más allá de lo blanco y amarillo, gritos, aplausos, ánimos, críticas y amigos. Y amigas.
Una historia de pitufas que andaban con su sonrisa y su malaje. Una historia de pitufos con su vida y su qué será. Una historia de mayores con la piel erizada sabiendo que no hay más minutos que los de hoy.

Y mil historias que se quedan por contar,
que serán de siempre.
06 mayo, 2008
4
05 mayo, 2008
Miradas sin prejuicios
01 mayo, 2008
De "Viaje por el alma de cada uno"
Aquí estamos los hijos del trabajo,
los hermanos del hambre,
los que fecundamos con el sudor de cada día
el vientre inmenso de la tierra,
los de las manos rudas
y el corazón de arcilla,
los del músculo tenso,
sucios de cuerpo y de mente limpia,
fuertes y acusadores,
humildes y violentos.
Eslabones sin nombre, sin rostro, sin palabra,
mudos de grito inútil.
La yedra de la ira se nos enrosca dentro.
En nosotros descansa el peso del camino,
de la elocuencia vana,
de las panzas ahítas,
de la risa y el cetro.
Pero juntos, unidas nuestras manos,
con el sol por frente
- el dolor y el cansancio, compañeros -,
caminamos ansiando un horizonte
de amor y de justicia,
de paz y de sustento.
El dios de la esperanza nos conduce
y un dia... llegaremos
30 abril, 2008
Martes im-previsto
Hoy me han contado historias que merecen la pena.
Hoy me han propuesto historias que merecen la pena.
Hoy los imprevistos han merecido la pena.
27 abril, 2008
20 abril, 2008
The ghost
Danny Federici (1950 - 2008)
**
Te deseo lo mejor
19 abril, 2008
El brujito y el jarabe de luna (y VI)
- A este mejunje le falta algo… - afirmó el brujito.
- ¿No era un jarabe de luna?
Cruzaron sus miradas y asintieron con la cabeza.
- Abre la ventana, que nos preste su plata.
Ahora el julepe tenía la densidad ideal. ¿Qué sería un jarabe de luna, sin luna?
- ¡Ya está! – Se ilusionó el gorro, volviéndose casi celeste.
- Solamente le falta… dejarlo que se temple. Que se tome su tiempo, y que las manecillas de un reloj todavía no inventado, le den el sabor exacto.
- Nada más nos queda llevárselo al guardián del pórtico.
El maguito se quedó pensando, si no era mejor enviarle un mensaje en forma de paloma, para que fuese él quien se acercara a recogerlo.
Llevaba tiempo con esa sensación: prefería esperar a ser buscado, antes que lanzarse a otra aventura. Fuese nueva, o conocida. Se encontraba más seguro, y menos expuesto. Y aunque sabía que una andanza siempre deja un corazón con mejor armonía en su latir, este era momento de aguardar. ¿A qué? A nada en concreto. Simplemente a lo que tenga que venir. Seguro que es lo bueno.
- ¿Algún ingrediente de última hora?
- Sí. Un poco de brisita. Con su correspondiente sonrisa.
Cerraron el libro de secretos, leyendo en un párrafo final la sabiduría antigua:
“Hasta aquí escribieron los que estaban antes que tú. Hasta aquí las sustancias para el jarabe de luna…
… Recuerda que luego, con cada alma que diluya en esta agua de cristal su propio parecer, su sabor se tornará más intenso, más pensado, más dulce…
… Es suficiente con alguna cucharada para cada uno. Y a esperar sus efectos…
…Cada cual los tendrá distintos…”
Lo colocaron en su sitio, el reservado a las ganas de agradar; y se acercaron a la vidriera para darle las gracias a la luna, a través de una mirada, que brillaba, y brillaba, y brillaba. Y brillaba, y brillaba...
18 abril, 2008
El brujito y el jarabe de luna (V)
Mientras reflexionaban, removieron con cucharones el agua, de fuentes, ríos, arroyos, lluvia y pozos de los deseos. Pero sobre todo, de mar y lago. A la vez que iban enarenando el líquido con cada mágico don de los vivientes.
- ¿Por qué viene tan poca gente a disfrutar de estos jarabes? – Preguntó la voz azulada, contemplando una estantería repleta de libros, pócimas y soluciones.
El gorro tenía razón. No eran muchos los que se acercaban a saber de un jarabe, a pedir un ungüento, reclamar un pensamiento, o buscar un soluble.
- Recuerda que la magia que aquí hacemos, no es la única. Ni tiene por qué ser la mejor. Hay otros muchos brujos, y grandes hechiceros, que pueden atraer con más convencimiento a cada pupila…
La bola interrumpió con su música estas palabras, indicando la hora de gustar el jarabe.
17 abril, 2008
Una pregunta
Es una pregunta
16 abril, 2008
El brujito y el jarabe de luna (IV)
Argüía pócimas para cada problema que conocía. Aunque bien es cierto que unas funcionaban mejor que otras; y que algunas, incluso, no tenían los efectos deseados. Pero no siempre se puede acertar.
Y allí se encontraban. El aprendiz con su tobardo rojo de acomodadas arrugas, sus guantes blancos e ingeniosos, y una sonrisa de curiosidad y esperanza. El gorro arremangado, con sus estrellas y lunas tatuadas en piel de oro, y buscando preguntas pertinentes. La bola mágica frente a ellos…
- ¿Con qué forjarás este jarabe?
- Este va a ser un jarabe complejo. Pero no porque tenga ingredientes muy enrevesados. O plantas extrañas… Todos se podrán encontrar en cualquier valle, pues crecen en cada lugar que se desee sembrar. Solamente será complejo porque llevará un poquito de todo, y un poquito de cada. En definitiva, casi de todo… y a la vez casi de nada.
- ¿Entonces voy dándote los primeros tarros que encuentre?
- Sí, recoge los que tengas más a mano, que luego ya añadiremos los demás.
El señor azulado se dirigió a la despensa, mientras el hechicero encendía el fogón y limpiaba el agua pura. Encontró un poquito de arena y sal, jugo de nubes y rayitos de sol, momentos vividos… Cada tarrito con la tapadera de un color. Cuencos con besos pequeñitos, cariños controlados, abracitos de varias tallas, miradas largas…
- ¡Tráete los saquitos! – Exclamó brujito con voz ilusionada, vigilando la bola mágica.
- ¿Los saquitos también! (Se lo está tomando en serio, no hay duda).
Deslizó la tabla que los escondía, y con sumo cuidado, fue cogiendo cada uno de ellos.
- Aquí tienes: la empatía, la amistad, la ternura, la paciencia, el optimismo, la convicción, la generosidad…
- Bondad, fantasía, constancia, la gracia, la ayuda…
- ¿Has traído la serenidad?
- Serenidad, autenticidad, perseverancia, complicidad, valentía, sencillez, alegría, sinceridad, el aprendizaje…
- Prudencia, responsabilidad… confianza, superación, compromiso, la expresividad…
Había tantos saquitos, que si no fuera por ese encantamiento que tenía el caldero, no cabrían en su interior. ¡Había tantos…! pero a todos los alquimistas, magos y brujitas del mundo, les fascinaba contarlos uno a uno. No sería esta una excepción.
- Qué suerte, tener polvillo de todas estas… ¿virtudes?
- Bueno, cualquiera tiene esta suerte. Este polen se encuentra a cada paso que das, y cada persona lleva algo de él.
- Lo que sí nos costó fue envolverlos a todos.
- Cierto, pero para eso nosotros trabajamos con la magia.
- Con la magia de cada persona.
- Tú lo has dicho – susurró el brujito demasiado bajo, tanto que el comentario quedó para sí.
- Cada persona tiene más magia, que la que nunca nadie pueda inventar sobre una tina. Tenemos una suerte que alguna vez, dentro de mucho tiempo, nos mereceremos realmente; pues disfrutamos de personas que nos han regalado su arena divina. Algunas, sacos enteros. Nos la entregaron con cada gesto, y no siempre en papel de regalo. No siempre conscientemente.
- Bueno, nosotros respondemos guardándola con cariño, ¿no?
- Y aprendiendo, nunca se te olvide.
14 abril, 2008
Vivir vivo
El brujito y el jarabe de luna (III)
Entre tanto cavilar, los ojos que tenía por observatorio se percataron de una extraña circunstancia: la luna brillaba más que nunca. Y era porque… en aquel cielo que protegía el arcedo, no había ninguna estrella. Solamente la luna. La luna llena. A rebosar.
Parecía que los puntos de luz se habían guardado en el gorro azul, y por ello no podían brillar allá en lo alto.
- La luna. La luna ha debido dormir cada día en un olivar de plata. De allí habrá tomado no sólo su color, sino toda su sabiduría.
- Y del abetal, su misterio – completó el gorro.
- La luna… siempre tiene una cara oculta. Una cara de reserva. Una intimidad bien guardada. Tiene sus fases, y épocas en las que siempre crece. Otras en las que desaparece, para dejar a todas las miles de millones de estrellas del universo, mostrar su brillo más afilado. Sabe dormir la noche como nadie, y mecer una cuna con la mano más templada que puedas imaginar. Tiene su soledad sin sol. Pero toda su luz para viajar alrededor de cada lugar…
- Te fascina la luna, amigo.
- Haré un jarabe de luna, amigo – Apuntó el brujito mientras abría, con la llave de marfil, su humilde morada.
12 abril, 2008
10 abril, 2008
El brujito y el jarabe de luna (II)
- Mira, una estantería. ¿Te gusta?
Te gusta era precisamente una de esas preguntas que hoy tiene una respuesta, pero mañana quizás no.
- No es que no me guste. Es que ahora no nos hace tanta falta. Además, ampliamos hace poco la nuestra, ¿no?
Brujito contestó observando a su vez que nadie accedía al interior de la villa por los pórticos centrales. Eso le extrañó, y hacia allá se encaminó.
- ¡Buenos días!
- Buenos días, ¿qué desea? – le preguntó quien custodiaba aquella entrada.
- ¿Puedo pasar?
- Esta puerta es solamente para aquellos que ya la han cruzado. Y por cómo pregunta, usted no ha pasado nunca por aquí.
El gorro cambió su formación de estrellas y lunas, y se dibujó con una composición más sorprendente. Le solía ocurrir cuando no entendía algo y además le urgía una respuesta.
- Pero entonces, no tendréis nuevos visitantes en esta zona del poblado.
- Cierto. Pero no podemos permitir que, algunos de esos viajeros, siembre una mala semilla en nuestro hogar.
- Me parece razonable tu sentir, aunque si por miedo a una mala cosecha no haces el sembrado, tampoco tendrás una que dé frutos.
En este momento, el alargado acompañante retomó su silueta original, a la vez que el guardián entendió la propuesta.
- ¿Y cómo puedo saber si usted es alguien que merece franquear esta puerta? ¿Qué tiene que no tengan los demás? ¿Qué ha logrado, o hecho distinto y mejor, que otros pretendientes a cruzar por aquí?
Nuestro maguito pensó y pensó. Y a cada posible argumento le encontraba un debate incierto que no podría reafirmar. Tampoco llevaba consigo nada especialmente valioso, ni extraordinario; por lo que con una mirada, le hizo saber al hombre que no le podría dar una respuesta acorde a sus pretensiones.
- Mire, señor brujito. No puedo dejarle entrar por esta puerta… hoy. Algo me dice que usted es capaz de traerme algo con lo que yo pueda justificar su entrada. Espero que me entienda…
- Le entiendo perfectamente. No se preocupe. Quizás vuelva la luna que viene.
- Buen viaje de regreso – le deseó el buen hombre.
- ¡Gracias!
Con lo que dirigió sus pies hacia la arboleda, y se dispuso a idear alguna manera de visitar a los nativos de aquella tribu.
El brujito y el jarabe de luna (I)
El gorro y el brujito, seguían caminando por el bosque en la mañana. Era bien temprano, pues todavía el cuidador de aquellas impresionantes arboledas, no había colocado los letreros que identificaban cada vereda. Y aunque el gorro se hallaba perdido entre esas abrumadoras perchas de hojas, el brujito sabía perfectamente que ahora se encontraban en el sendero de los Arces.
Acababan de saludar a los árboles Rowan, por los que el hechicero sentía especial predilección, y todavía le quedaban muchas pisadas para alcanzar el Olivar. Un Olivar que se encontraba al final del bulevar, como debía ser, y antes de llegar a la villa.
El gorro del brujito le preguntó a éste:
- ¿Y por qué el guarda no deja los letreros puestos para siempre? Sería más fácil.
- Bueno. No sé. Quizás haya que dejar momentos para que los caminantes descubran los significados por sí mismos…
- ¿Y si no eres capaz de descubrirlo, entonces qué haces?
- Pues para eso está el guarda, para ayudarte. O para explicarte, qué diferencia hay entre una madera y otra.
El gorro solía preguntar siempre. Y eso agradaba a su compañero, pues le incitaba a poner en funcionamiento los mecanismos que pudiera tener para pensar. A veces repetía el mismo interrogante, o hacía cuestiones que parecían tener respuesta fácil. Pero el que tenía la toga con el primero de los colores, el de la alegría y el deseo, sabía que para una misma pregunta podían existir distintas respuestas. Y que la respuesta que para un día es válida, para otro momento distinto, aun siendo la misma cuestión, es incorrecta. Y hay que buscar una nueva. También tenía la certeza de que aquellas dudas que parecían tener una réplica sencilla, se podían hacer tan difíciles como se pretendiesen. Y que incluso la obviedad no es más que un disfraz para disimular un pensamiento de alta costura.
- ¿Crees que estos árboles significan algo?
- Claro. Todo tiene un significado. Igual que en nuestra aldea conectan la fecha de nacimiento con las estrellas. Con el zodiaco. En tierras celtas la encadenan a distintos tipos de árboles.
El pequeño brujo tenía compañeros que trabajaban, arduamente, con el día que las personas arribaban por primera vez en el planeta. Por lo que tenía ese saber cercano.
- Allá a lo lejos se ven los miradores del arrabal.
El gorro avisó a su amigo, pues al estar a mayor altura, algunos paisajes los avistaba antes que el brujito de guantes blancos.
08 abril, 2008
Teclas

04 abril, 2008
Personas y canciones (y III)
Grandes ruedas rodando a través de campos, donde fluye la luz del sol. Reúnete conmigo en una tierra de esperanza y sueños.
Yo te proveeré, y estaré a tu lado. Necesitarás un buen compañero para esta parte del viaje. Deja atrás tus tristezas. Deja que este día sea el último. Mañana saldrá la luz del sol.
Este tren lleva santos y pecadores, perdedores y ganadores. Putas y jugadores, almas perdidas... En este tren los sueños no se frustrarán, y la fe será recompensada.
Escucha las ruedas de acero cantando. Las campanas de la libertad sonando.
Este tren lleva corazones rotos. Ladrones y dulces almas de difuntos. Locos y reyes. Todos a bordo.
En este tren los sueños no se frustrarán, y la fe será reconocida.
Este tren. Campanas de libertad sonando.
03 abril, 2008
Personas y canciones (II)
Hay canciones que te acribillan. Te desgarran las entrañas y lo que quiera que sea el alma. Te acuchillan el cofre que algunos llaman corazón, y desparraman tu sangre que, escasa, se desgañita por ser tinta que dibuje lo que seas capaz de sentir.
Hay canciones que te asesinarían si tuvieras vida. Que arrancan cada recuerdo para crucificarlo en la cruz del olvido. Y mantienen su mirada hasta asegurarse de que tu agonía sea invisible y sin luces.
Hay canciones que te ahorcan en la amargura. Te amordazan con tu propio llanto, y te acorralan para envolverte en miedo porque en dolor es hacerte un favor.
Canciones que te traen lo que fue. Lo guardado. Lo perdido.
Tratando en vano de respirar
el fuego en el que estábamos naciendo
Largándonos a las afueras
casa de la playa, consumiéndonos por el calor
por los callejones
Bailando lentamente en la oscuridad
en la playa de Stockton's Wing
Nos sentábamos con el último de
los Reyes de Duke Street
que sonaran las campanas
En el profundo corazón de la noche
nos liberábamos de todo
Interminables tabernas con tragaperras y Valentinos
Acostado aquí en la oscuridad
de que somos como el resto
en los callejones hasta el final
**
02 abril, 2008
Personas y canciones (I)
31 marzo, 2008
Cosas mías
No voy a vivir como alguien que sólo espera un nuevo amor
Hay otras cosas en el camino donde voy
Algunas veces voy cruzando mis pasos con la soledad
Momentos que son míos y que no comparto más.
Ya se mirar el río por donde la vida pasa.
Me sé precipitar sin perder la hora
Escucho el silencio que hay en mí y basta
Otro tiempo comenzó, para mí, ahora…
Voy a dejar que el camino me lleve
Ver las ciudades ascender
Una luz va a bañar ese lugar
Y va a iluminarte a ti…
Y…tengo muchas cosas que terminar
Promesas que no cumplí
Palabras me aguardan el momento exacto para decirlas
Cosas mías, que tal vez no quieras oir
Ya sé mirar el río por donde la vida pasa
Me sé precipitar sin perder la hora
Escucho el silencio que hay en mí y basta
Otro tiempo comenzo, para mí ahora...
Voy a dejar que el camino me lleve
Ver las ciudades ascender
Una luz va a bañar ese lugar
Y va a iluminarte a ti...
- Pra rua me levar -
Ana Carolina & Seu Jorge
**
27 marzo, 2008
26 marzo, 2008
LLAMAraDAS
23 marzo, 2008
La luna mirada
22 marzo, 2008
Lunas separadas
21 marzo, 2008
Luna ignorada
20 marzo, 2008
Luna enclavada
- Pablo Neruda -
**